Para evitar quemaduras provocadas por el sol es imprescindible el uso de protección solar. Todas las lesiones que pueda provocar de manera reiterada, puede derivar a lo largo del tiempo en un cáncer de piel.
A la hora de elegir tu fotoprotector solar es es necesario saber que tienes que tener en cuenta dos factores:
Es muy importante conocer tu fototipo de piel para saber cual es la protección adecuada para ti y de esta manera prevenir el cáncer de piel. La protección solar no es universal; depende de las características específicas de cada piel, ya sea seca, grasa mixta o madura.
Fototipo I
Este tipo de pieles son claras y sensibles y nunca se broncean.
Tipo de protección: muy alta, entre 30 y 50.
Fototipo II
En este caso, se trata de pieles sensibles, pero con tendencia a quemarse.
Tipo de protección: muy alta, entre 30 y 50.
Fototipo III
Estas pieles son algo morenas y muy pocas veces se queman.
Tipo de protección: en este caso se puede usar una protección media en general y alta o muy alta en situaciones de mayor exposición, entre 6 y 20 o entre 30 y 50.
Fototipo IV
Este ultimo caso, se trata de un piel oscura que rara vez se quema.
Tipo de protección: este tipo de fototipos necesita una protección entre media y alta, es decir, entre 6 y 50.
Existen diferentes tipos de fotoprotectores diseñados para cada tipo de piel. Sin embargo el factor clave para proteger nuestra piel frente del sol es conocer el FPS o Factor de Protección Solar. Este es el número indica la capacidad de un fotoprotector para reducir los daños causados por la radiación solar.
¿Y que es el FPS? Se encarga de medir la protección contra los rayos UVB, principales responsables del enrojecimiento y quemaduras solares. El calor FPS se determina comparando la dosis mínima de luz necesaria para producir eritema o enrojecimiento en la piel protegida, versus la piel no protegida. Para los rayos UVA, en cambio, no hay un método consensuado definitivo, puesto que penetran profundamente en la piel.
Es muy importante conocer como evitar el riesgo de esta exposición a las radiaciones y adoptar por tanto las medidas de prevención adecuadas: conocer el tipo de piel o fototipo, protegerse de los rayos RUV, vigilar cualquier alteración a través de la autoexploración y consultar al médico ante cualquier daño o sospecha.